Autivismo: Activismo neurodiverso
El derecho a ser diferente y serlo con orgullo
Hay un movimiento que cada vez está tomando mayor visibilidad: el activismo neurodiverso. Hace poco el Washington post escribió al respecto: “es un movimiento de adultos autistas que están encontrando un sentido a comunidad y propósito sobre un diagnóstico que la mayoría de gente lo recibe con temor”. Este movimiento busca que las personas con distintas capacidades neuronales, en vez de ser tratadas como una condición a ser erradicada, deben entendidas y aceptadas.
Es un movimiento que cree que al autismo no debe corregirse, ni ser tratado como una enfermedad, ni debe ocultarse. Los estereotipos relacionados a esta condición ayudan a tener una percepción equivocada, pues esta no es diferente al daltonismo o a la condición de una persona zurda. Pregúntenles a sus abuelos las vicisitudes que una persona zurda vivía en aquellas épocas. Tratados como obra del demonio (diestra y siniestra), atormentados en el colegio como en la casa para que usen la mano derecha en vez de la izquierda. Felizmente, la sociedad evoluciona, o algunos miembros de ella.
Hay dos estereotipos relacionados a las personas con el trastorno del espectro autista (TEA) o autismo. Por un lado, se tiene la imagen del niño o el adulto desconectado del mundo balanceándose de un lado para el otro, perdido en el tiempo y en el espacio. Por otro lado, se tiene la imagen de una persona de una inteligencia extrema pero sin habilidades para relacionarse socialmente.
Es un movimiento que cree que al autismo no debe corregirse, ni ser tratado como una enfermedad, ni debe ocultarse.
Ambos, siendo ciertos, no son los únicos rasgos que tienen estas personas, y basta levantar la mirada y nos daremos cuenta que mucha gente a nuestro alrededor sin estas características se encuentran dentro del espectro. Por ejemplo, yo tengo un hijo dentro del espectro autista y es sumamente sociable. ¿No es típicamente autista? Claro que lo es, solo que se manifiesta en otras áreas como el lenguaje o su capacidad de continuar el juego, entre otras.
La lucha de los activistas por el autismo, a quienes llamaré de autivistas, es justamente que TODO el espectro sea comprendido y, por sobre todo, aceptado. Porque nadie es más ni menos autista que nadie, ni mejor ni peor, tan solo lo son.
John Elder Robison, un autor autista que escribió su memoria titulada: “Mírame a los ojos: mi vida con Arperger” (Look Me in the Eye: My Life With Asperger’s,) compara a este movimiento, que está calando cada vez más a nivel global, como a los movimientos pro derechos civiles y sostiene: “Hay que reconocer que al autismo, la dislexia, el desorden de hiperactividad y déficit de atención, entre otros, son simplemente diferencias neurológicas innatas. Esta diferencia trae consigo habilidades especiales como discapacidades. Nuestra sociedad necesita de estos pensadores neurodiversos excepcionales”.
Pregúntenles a sus abuelos las vicisitudes que una persona zurda vivía en aquellas épocas. Tratados como obra del demonio (diestra y siniestra), atormentados en el colegio como en la casa para que usen la mano derecha en vez de la izquierda. Felizmente, la sociedad evoluciona, o algunos miembros de ella.
Hace poco el movimiento autista acaba de tener una victoria política trascendente en los Estados Unidos de Norteamérica. La ONG Autistic Self Advocacy Network consiguió que le cambien el nombre del proyecto de ley para financiar el apoyo a las personas con esta condición. En vez de llamarse “Ley de lucha contra el autismo” (Combating Autism Act), ha pasado a llamarse “Ley CARES para el autismo” (Autism CARES Act). CARES son las siglas en inglés para colaboración, responsabilidad, investigación, educación y apoyo (collaboration, accountability, research, education and support).
Es decir, esta condición nos da motivos para actuar, pero ninguna para combatirla.
Escrito por
Padre de un hijo neurodiverso. Periodista y ambientalista.
Publicado en
Neurodiversidad con equidad y respeto.